Parte 1

Era una tarde de verano bajo el sol de la costa. Mis pies rozaban la arena dorada, y la brisa
marina recorría mi piel. ¿Conocéis esa sensación que te invade cuando sabes que nadie te
espera? ¿Que no llegas tarde a ningún sitio? ¿Que no hay tiempo ni reloj que marque los 
minutos? 

Solo tú en paz, en calma.
Poco a poco la brisa se convierte en un viento huracanado más que desagradable. La arena
ahora es el enemigo que te ciega, los objetos vuelan, la gente desaparece y yo...
Es de noche. 

No veo. 

Ando, pero no sé por dónde. Más bien corro. 

Tropiezo.

Comentarios